domingo, 25 de marzo de 2018

ENTRADA TRIUNFAL EN JERUSALÉN.


MENSAJES DE SEMANA SANTA
DOMINGO DE RAMOS (4)
 

 “12 El siguiente día, grandes multitudes que habían venido a la fiesta, al oír que Jesús venía a Jerusalén, / 13 tomaron ramas de palmera y salieron a recibirle, y clamaban: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel! / 14 Y halló Jesús un asnillo, y montó sobre él, como está escrito: / 15 No temas, hija de Sion; He aquí tu Rey viene, Montado sobre un pollino de asna. / 16 Estas cosas no las entendieron sus discípulos al principio; pero cuando Jesús fue glorificado, entonces se acordaron de que estas cosas estaban escritas acerca de él, y de que se las habían hecho.”
San Juan 12:12-16 

 

I
srael desde antaño esperaba un Salvador, Mesías o Cristo. Los profetas lo habían anunciado con mucho detalle. Sin embargo la imagen que el pueblo tenía de ese Mesías no era la del Siervo sufriente del cual se dice: “5 Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. / 6 Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.” (Isaías 53:5,6).  

Lo que en verdad esperaba Israel y aún espera, es un libertador poderoso: “2 Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones. / 3 Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová. / 4 Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra.” (Isaías 2:2-4 

Los sacerdotes y maestros de la Ley, los fariseos y saduceos, en su mayoría no creyeron en Jesús. Sí lo hizo el pueblo, sencillo y sufriente, necesitado de una fe real y de un mensaje de amor y reconciliación con Dios. El Evangelio del Reino predicado por Jesús trajo esperanza a los pobres, los enfermos, los olvidados de la sociedad, los oprimidos por el diablo: “18 El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; / 19 A predicar el año agradable del Señor.” (San Lucas 4:18,19) 

En el punto álgido de Su ministerio, el Maestro subió a la ciudad de Jerusalén con Sus discípulos. La entrada de Jesús fue la de un verdadero rey. Así se iniciaría el desenlace de Su vida y obra en esta Tierra. En este pasaje se revela Jesucristo como nuestro Salvador. La Iglesia celebra este acontecimiento en el domingo que inicia la Semana Santa, el “domingo de ramos” 

¿Cómo se presenta Jesucristo en Su entrada triunfal a Jerusalén? 

1.      El Salvador de multitudes.

“12 El siguiente día, grandes multitudes que habían venido a la fiesta, al oír que Jesús venía a Jerusalén” (San Juan 12:12) 

¿Qué fiesta se celebraba en Jerusalén cuando llegó Jesús y Sus discípulos? El mismo Juan lo anota: “1 Seis días antes de la pascua, vino Jesús a Betania, donde estaba Lázaro, el que había estado muerto, y a quien había resucitado de los muertos.” (San Juan 12:1) 

El término “pascua” deriva del hebreo pesach, “pasar por alto” o “pasar de”, basado en el texto que dice: “12 Pues yo pasaré aquella noche por la tierra de Egipto, y heriré a todo primogénito en la tierra de Egipto, así de los hombres como de las bestias; y ejecutaré mis juicios en todos los dioses de Egipto. Yo Jehová. / 13 Y la sangre os será por señal en las casas donde vosotros estéis; y veré la sangre y pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga de mortandad cuando hiera la tierra de Egipto.” (Éxodo 12:12,13) 

La Pascua fue instituida por Dios con el fin de conmemorar la liberación del pueblo hebreo de su esclavitud en Egipto: “4 Estas son las fiestas solemnes de Jehová, las convocaciones santas, a las cuales convocaréis en sus tiempos: / 5 En el mes primero, a los catorce del mes, entre las dos tardes, pascua es de Jehová. / 6 Y a los quince días de este mes es la fiesta solemne de los panes sin levadura a Jehová; siete días comeréis panes sin levadura. / 7 El primer día tendréis santa convocación; ningún trabajo de siervos haréis. / 8 Y ofreceréis a Jehová siete días ofrenda encendida; el séptimo día será santa convocación; ningún trabajo de siervo haréis.” (Levítico 23:4-8) 

Esta fiesta en tiempos de Jesús implicaba una peregrinación a la Ciudad Santa Jerusalén. Llegaban a ella grandes multitudes para celebrar ese gran festival espiritual. El cordero pascual era apartado el 10 de abib (abril) y examinado posteriormente hasta el día 14, antes de matarlo. Al mismo tiempo que la gente llevaba sus corderos para el sacrificio Pascual a ser examinados por los sacerdotes, Jesús, el Cordero de Dios comparecía ante los líderes religiosos y políticos para pasar su examen. Desde el 15 al 22 de abib  no se comía pan que tuviera levadura.  

Jesucristo es Salvador de multitudes. Muchos se convertirán a Jesucristo, a través de las edades, y pondrán sus vidas bajo la voluntad del Rey de Reyes.
 

2.      El Salvador digno de alabanzas.

 “13 tomaron ramas de palmera y salieron a recibirle, y clamaban: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel!” (San Juan 12:13) 

¿Qué significa “hosanna”? La palabra significa “¡Salva ahora!” o “¡Te rogamos que salves!” y fue la aclamación de la gente cuando Jesús hizo Su entrada triunfal en Jerusalén. Según la tradición judía, se recitaba: “24 Este es el día que hizo Jehová; Nos gozaremos y alegraremos en él. / 25 Oh Jehová, sálvanos ahora, te ruego; Te ruego, oh Jehová, que nos hagas prosperar ahora. / 26 Bendito el que viene en el nombre de Jehová; Desde la casa de Jehová os bendecimos.” (Salmos 118:24-26). Originalmente, tenía el sentido de una súplica, pero, como lo muestra el contexto de los Evangelios, vino a ser una exclamación de gozo y esperanza. 

La multitud agitaba palmas en sus manos, recibiendo al Hijo de Dios. Las palmeras simbolizaban la victoria y la paz, que eran el mensaje que Jesucristo traía a Jerusalén: Vencería al mal en la cruz y daría la paz del perdón a todo aquél que creyese en Su sacrificio. 

Jesucristo era bendecido por la multitud, como hoy le bendice la Iglesia y es bendecido en los cielos: “12 diciendo: Amén. La bendición y la gloria y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la fortaleza, sean a nuestro Dios por los siglos de los siglos. Amén.” (Apocalipsis 7:12). Es bendecido y reconocido como el Mesías enviado de Dios, el Rey de Su pueblo: “¡Bendito el que viene en el nombre del Señor, el Rey de Israel!” 

Jesucristo es el Salvador digno de alabanzas. La gran obra redentora de Jesús y Su magnificencia le hacen merecedor de toda adoración.
 

3.      El Salvador humilde.

“14 Y halló Jesús un asnillo, y montó sobre él, como está escrito: / 15 No temas, hija de Sion; He aquí tu Rey viene, Montado sobre un pollino de asna.” (San Juan 12:14,15) 

El tiempo del hombre no siempre es el tiempo de Dios. La madre de Jesús, en las bodas de Caná, quiso que el hiciera un signo de Su poder cuando todavía no era el momento de hacerlo, y la respuesta de Jesús fue: “¿Qué tienes conmigo, mujer? Aún no ha venido mi hora.” (San Juan 2:4). Los discípulos querían que Él se manifestase al mundo y Su reacción fue: “Mi tiempo aún no ha llegado, mas vuestro tiempo siempre está presto.” (San Juan 7:6). 

Si antes de Su entrada en Jerusalén Jesús había reusado ser tratado como un rey, ahora sí había llegado el tiempo de cumplir la profecía: “24 Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos.” (Daniel 9:24) 

550 años antes de Jesús, el profeta había escrito: “9 Alégrate mucho, hija de Sion; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna.” (Zacarías 9:9). Ahora se cumplía esa profecía con exactitud: El Rey de Reyes entraba en la Ciudad Santa con la alegría del pueblo y sus gritos jubilosos, montado sobre un burrito y no sobre un brioso corcel, como lo hacían los grandes monarcas y conquistadores. Esto es porque Jesucristo es un Rey de Paz, un “Príncipe de Paz” (Isaías 9:6) 

Israel anhelaba al Mesías que los liberara del poder aplastante del Imperio Romano. En especial los del partido zelote, esperaban un Salvador guerrero, político, militar, que utilizara la fuerza; pero no ese Jesús humilde, suave y manso. El Hijo de Dios demostraría a la Humanidad un poder mayor que el de la violencia y la fuerza, el poder del amor nacido en el corazón de Dios. Humildemente aceptaría la injusta condena de los hombres y la justa y amorosa voluntad de Dios; en la cruz del Calvario, con valentía y amor, se ofrendaría como la Víctima expiatoria por los pecados de los hombres. 

Jesucristo es el Salvador humilde, el Cordero manso del Señor que ha venido a salvar a los pecadores.
 

4.      El Salvador esperado.

“16 Estas cosas no las entendieron sus discípulos al principio; pero cuando Jesús fue glorificado, entonces se acordaron de que estas cosas estaban escritas acerca de él, y de que se las habían hecho.” (San Juan 12:16) 

Que una gran multitud de personas aclamara a Jesús al entrar a Jerusalén, que le vitorearan con ramas de palmeras y que salieran a recibirle clamando ¡hosanna!, no fue completamente comprendido por los discípulos de Jesús. No lograban en ese momento dimensionar la importancia y el significado del acontecimiento. Tampoco lo relacionaron de inmediato con las profecías. Recién lo hicieron después de que resucitara y ascendiera a los cielos. Era necesario que el Espíritu Santo se lo hiciera comprender. 

Jesucristo es el Mesías, el Salvador esperado, el Hijo de Dios, el Único que puede reconciliarnos con el Padre, el Deseado de todas las gentes: “6 Porque así dice Jehová de los ejércitos: De aquí a poco yo haré temblar los cielos y la tierra, el mar y la tierra seca;  / 7 y haré temblar a todas las naciones, y vendrá el Deseado de todas las naciones; y llenaré de gloria esta casa, ha dicho Jehová de los ejércitos.” (Hageo 2:6,7)
 

CONCLUSIÓN.

Jesucristo, en el desenlace de Su ministerio, hace una entrada triunfal en la ciudad santa de Jerusalén. Del relato de San Juan se puede deducir que Jesucristo es: 1) El Salvador de multitudes, muchos se convertirán a Él y pondrán sus vidas bajo la voluntad del Rey; 2) El Salvador digno de alabanzas, la gran obra redentora de Jesús y Su magnificencia le hacen merecedor de toda adoración; 3) El Salvador humilde, es el Cordero manso del Señor que ha venido a salvar a los pecadores; y 4) El Salvador esperado, el Único que puede reconciliarnos con el Padre, el Deseado de todas las gentes.

 

 

PARA TRABAJAR EN EL CENÁCULO:

1)      ¿Cómo fue la entrada triunfal de Jesucristo en mi vida?

2)      ¿Qué significa para mí la Semana Santa?

3)      ¿Qué desafío espiritual tengo para esta Semana Santa?

4)      ¿Cómo podría mi iglesia alcanzar multitudes?

5)      ¿De qué manera puedo recibir en este domingo de ramos a mi Salvador?

6)      ¿Por qué se dice que Jesús es “el Deseado de todas las gentes”?

7)      ¿Cómo puedo hacer participar a mi familia en esta Semana Santa?

8)      ¿Estoy testificando que Jesucristo es el Único Salvador esperado que puede reconciliarnos con el Padre?

9)      ¿Cómo estoy viviendo la humildad?

10)  ¿En qué aspectos de mi persona, Cristo está teniendo victoria?

 

BIBLIOLINKOGRAFÍA.

  • Reina, Casiodoro de (1960). “La Santa Biblia” Estados Unidos: Broadman & Holman Publishers.
  • MacArthur, John. (2011). “Biblia de Estudio MacArthur” Estados Unidos: Thomas Nelson Inc. 
  • (1979). “Dios Habla Hoy, La Biblia Versión Popular” Sociedades Bíblicas Unidas.
  • (1960). “La Santa Biblia” Sociedades Bíblicas Unidas. Recuperado de: http://www.gentle.org/biblia/
  • “Nuevo Testamento, Edición Pastoral” Chile, Ediciones Mundo, 1974.
  • “Diccionario de la Real Academia de la Lengua de España” Disponible en: http://www.rae.es/
  • Concordancia electrónica de la Biblia” Disponible en: http://www.miconcordancia.com/concordancia.php
  • http://tomachosj.blogspot.cl/2012/11/la-pascua-era-otra-de-las-fiestas.html
  • Mensajero Luterano (1998) “Las Siete Fiestas del Señor” Iglesia Evangélica Luterana de la República de Chile.
  • http://www.diarioelcentro.cl/opinion/la-entrada-triunfal-de-cristo-en-su-corazon